


Nomás los recuerdos quedan y a veces ni eso. Cada vez que paso por el centro casi en la esquina de Guillermo Prieto veo con tristeza las ruinas de lo que fuera una gran institución en Irapuato, su cámara local de comercio la CANACO. No eran fortuitas las mayúsculas de sus siglas.
Ahora sólo quedó un mausoleo, lóbrego a oscuras. No hay señales de vida de lo que fuera el centro estratégico del comercio organizado de la ciudad.
Recuerdo que hacía mis pininos en aquel periódico escuela llamado el “Periódico El Centro” que estaba por el boulevard Díaz Ordaz, cerca del Puente de Guadalupe. Mi primer entrevista fue allí en la CANACO, me mandaron a preguntar sobre el llamado “encaje legal”, tema que ni yo entendía.
Allí en la CANACO recibí mi primer ayuda y orientación. Fue inolvidable recibir allí la primera luz a la oscuridad de mi ignorancia. El encaje legal es el impuesto que le cobra el gobierno a los empresarios por el manejo del dinero.
Vi entonces una CANACO que igual de honorable era temible. Era parte de la llamada clase social que se llegó a llamar la “Conciencia de Irapuato”. Si apoyaban las decisiones de gobierno era un gran respaldo y en contraste era temible si se oponían a un gobernante o proyecto de gobierno.
La CANACO también ponía muestra cuando predicaba con ejemplo de trabajo. Era entonces una verdadera institución de manera que el que llegaba debía estar a la altura de sus antecesores y dejar una “raya alta” para el Presidente entrante.
¿QUE FUE DE LA HONORABLE
Y TEMIDA CAMARA LOCAL
DE COMERCIO?

De unos cuantos años a la fecha la CANACO se volvió un cadáver, un despojo del que se aprovecharon personajes metidos a empresarios que hicieron rapiña de lo poco que quedó. Sin ningún escrúpulo la tomaron por asalto para sustraerle los pocos recursos que le inyecta el gobierno y llevar agua pa’ los molinos de sus empresas.
Por si no fuera poca la pena, estuve en la última asamblea para elegir a la nueva Presidencia de la Cámara. Ví cómo se disputaban los dos grupos predominantes, sin lograr ponerse de acuerdo en la legalidad del procedimiento.
Un grupo es el que apoya la reelección de la actual Presidenta Judith Espitia encabezada por Roberto Marrufo Sada y su camarilla de los de siempre. En cuanto vió la prensa no dudó en sacar su máxima de que: “la ropa sucia se lava en casa”, como si así evitara que sean del dominio público sus “marrufadas”.
El otro grupo apoya las intensiones del actual Secretario Andrés Salas por rescatar la Presidencia de las manos de los que quieren la continuidad. Quieren que de nuevo la CANACO recupere su altura, imagen ejecutiva y la respetabilidad que tuvo ésa cámara.
Como no lograron demostrar la legalidad y calidad del cuórum la asamblea entró en receso en un ambiente de tensa calma. En términos aparentemente conciliadores y pacíficos quedaron aunque esto es sólo presagio de tormenta.
Ojalá que por el bien de la CANACO valga la pena la contienda. Sin embargo no hay guerra sin heridos, ni muertos, pero que ojalá sean los menos y que por un bien superior de la institución se tome la mejor decisión.
Felices Consecuencias.
